Nací hace 27
años en la ciudad de Buenos Aires, en los meses de verano. Nací 15 días después de lo que suponían los médicos,
marcando de esa manera mi carácter, imponiéndome cómo yo quería, y no cómo los
demás esperaban. Una característica, que me acompañará durante toda mi
vida.
Mis padres
me buscaron, y me encontraron un año después. Mi madre tenía 18 años y mi papá
30 recién cumplidos. Jóvenes, pero normal para esa época. Me describen como una
bebe tranquila, que dormía sin molestar. Era la primera nena de la familia, así
que la más mimada. Vivía con mi abuela que me malcriaba demasiado (más adelante
entenderán por qué). Mi padre me consentía en todo, mientras mi madre no.
Me volví
alguien tranqui, que sabía a qué punto mis padres llegaban y cómo tenía que
hacer para conseguir lo que quería. Suena feo, pero realmente me resultaba. “Una mente brillante” dirían algunos, yo lo defino cómo “algo
macabro para una nena en edad de jardín” jajaja.
Así fui creciendo,
sabiendo que lo que no me consentía mi madre, lo consentía mi padre, y que lo
que no me consentía mi padre lo hacía mi madre. ¿Algo más? ¡Sí! Lo que no me
consentía ninguno de los dos, me lo consentía mi abuela.
Cómo
comenzarán a vislumbrar, los límites empezaban a notarse totalmente ausentes, y
esto se traducía en una personita que no acataba órdenes, y que contestaba si
tenía que hacerlo.
Llegó
la época del Jardín, y
con ella venían amigos nuevos y convivir con otros pares, cosa que hasta ese
momento no me había pasado nunca. Mi adaptación no fue fácil. Llevó más de un mes y
medio, hasta que un día, entre sola sin despedirme de mi mamá.
Mis
compañeros no fueron fáciles. Me pegaban, me molestaban y siempre volvía
llorando a mi casa. Hasta que un día mi papá me dijo en broma “ La próxima vez que te peguen, devolvéselas”… Él
lo dijo en broma, yo lo tomé en serio…. MUY en serio…
Luego de ese
bendito día, en que mi papá me dijo eso, no había un día en que no alertaran a
mi mamá acerca de mi comportamiento cuando me enojaba: Les pegaba sin mediar
palabra. Lo que sí recuerdo curiosamente es que siempre me gustaba ayudar a la
maestra.
Así fue pasando
mi infancia en el Jardín, lloraba desconsoladamente si la maestra me retaba,
pero no soportaba que me molestaran. Con los años
me fui tranquilizando con esa pequeña violencia que tenía, e ingresé a primaria
con algunas de mis compañeras de Jardín.
Aquí es
dónde comencé a buscar esa búsqueda que todavía no encontré. Aquí es dónde
comienza mi historia, la base de muchas cosas que hoy de alguna manera me hacen
ser quién soy.
Mañana les
contaré, cómo es que fui entendiendo que algo no encajaba, que algo no estaba
bien, que mi vida de alguna manera no iba a ser muy normal. Mañana les contaré
cómo empecé a darme cuenta que algo en mi familia no era normal.
Gracias por
leer, y comenten, opinen, pregunten.
Con mucho
amor
A Hunter Loves
Hola Hermosa! Muchaas Gracias, ya me paso una vueltica por tu blog :)
ResponderEliminar